La grafología, un método de lucha contra el grafiti incontrolado

"Aunque el responsable del grafiti cambie su firma, el estudio grafológico del recorrido de las pintadas permite detectar trazos que se repiten", recorridos similares a la hora de efectuar la "firma" y detalles reiterados.

Al frente de este estudio se halla el oficial de la Policía Local de Alicante y profesor del Máster en Grafoanálisis Europeo de la Universidad Autónoma de Barcelona, Francisco Tortosa, cuya Unidad de Identificación de Autoría de 'Grafiti' ha permitido, entre otros logros, adjudicar más de 150 firmas o "tags" a un solo 'grafitero'.

Tortosa, junto al resto de agentes que integran esta Unidad, ha logrado crear una base de datos con más de 2.000 grafiti localizados y catalogados por todo el término municipal de Alicante, muchos de los cuales "ya tienen autor identificado" y otros "están pendientes de adjudicación', según ha afirmado a EFE en una entrevista.

"Los perfiles, el calibre del trazo o el gesto de la escritura suelen repetirse y siempre permanecen, y, aunque hagan variaciones significativas, repiten letras y trazan un eje central o un ángulo de escritura que no varía", ha descrito Tortosa.

La base de datos permite, con una sola detención del 'grafitero' en el momento de realizar su 'tag' o firma, abrir un expediente de sanción por decenas de pintadas, cada una de las cuales sancionadas con 750 euros.

No obstante, el 'grafitero' sancionado por la vía administrativa tienen la oportunidad reducir la multa si participa en un programa puesto en marcha por el Ayuntamiento de Alicante consistente en realizar labores de limpieza y pintura en fachadas deterioradas por la acumulación de grafiti y 'tag'.

"Algunos han sobrepasado los 75.000 euros de sanción", ha añadido Tortosa, quien ha explicado que algunas de estos expedientes se tramitan por la vía administrativa y otros por la penal. La diferencia está en determinar si el grafiti ha supuesto un "deslucimiento" de una fachada o un banco, o ha provocado un daño.

Algunos no se quedan ahí. Un grupo de jóvenes llegó a detener un tranvía y, mientras unos amenazaban a los pasajeros y al personal de servicio, otros pintaban los vagones.

Otros han abandonado el rotulador y el bote de 'spray', y han optado por llenar con pintura tanto pistolas de agua como difusores para regar y fumigar jardines.

Además, los límites territoriales se han ampliado y hay quien se desplaza, por ejemplo de Alicante a Madrid, o viceversa, para "exponer" su obra. Este hecho ha llevado a más de 15 municipios españoles a crear una base conjunta de dibujos para determinar autorías.

Al peritaje caligráfico se han unido tres elementos de apoyo: un coche policial camuflado dotado de instrumentos fotográficos y de grabación, la colaboración policial y ciudadana, y los vídeos que graban las cámaras ubicadas en bancos, centros comerciales y edificios institucionales.

Tortosa ha manifestado que muchos de estos jóvenes, "y no tan jóvenes" pintan 'grafiti' como expresión artística, otros para marcar su territorio y algunos por dejarse ver de forma anónima.

Con independencia del objetivo, los 'grafiti' incontrolados ensucian las paredes y los bancos de las ciudades, y suponen un gasto de miles de euros para las arcas públicas para borrarlos.

Como ejemplo, Torrevieja y Elche destinan 300.000 y 70.000 euros anuales, respectivamente, a la limpieza o sustitución del mobiliario urbano dañado por estas pintadas. EFE as